miércoles, 26 de noviembre de 2008

EAR. Diseño para un trabajo colaborativo.

“A través de otros llegamos a ser nosotros mismos”
Vygotsky


Merced a las plataformas previstas en el módulo EAR experimenté las posibilidades de crecimiento de producción intelectual en red. Me sorprendió la forma en que este aprendizaje cooperativo se constituyó como profundamente reflexivo. El trabajo con mis compañeras me permitió acceder a una nueva percepción del trabajo colaborativo y, aún cuando existieron enormes diferencias, entendí en carne propia-virtual que la mejor enseñanza es comprender, construir y establecer vínculos creativos.

Con EAR reflexioné acerca de una práctica habitual como es el diseño de situaciones educativas presenciales y en línea. La teoría de “aprendizaje mezclado” o “Modelo de enseñanza y aprendizaje integrados” (García Aretio.2004), idea potente del módulo, abrió la posibilidad de meditar combinaciones y articulaciones de escenarios y, paralelamente, pensar el trabajo docente como trabajo de diseño. El docente, ahora creador de cultura,organiza sentido considerando variables y estimulando el trabajo en redes con sus alumnos y colegas.

La Teoría Socio Histórica entiende que la conciencia individual se determina cuando participa en actividades prácticas y cognitivas colectivas. La conducta de los homínidos estaría mediada por herramientas técnicas y por herramientas psicológicas que regularían la conducta social. Sería la inmersión en escenarios colectivos en donde los humanos adquirimos la capacidad de controlar concientemente nuestra propia actividad. Paralelamente, me interesó mucho acercarme a la teoría de la “cognición distribuida” que entiende a la inteligencia humana como un producto social que se apoya en construcciones simbólicas aprovechando el affordance que el entorno y los artefactos brindan. La interacción hombre-máquina aparece como un sistema conformado por una dupla complementaria que espera ser intervenida.

Asociaciones como la expuestas me permitieron pensar en los efectos cognitivos del uso de herramientas y, por ello, acordar con Pea (1985) que “la inteligencia no es una cualidad solamente de la mente, sino que es un producto de la relación entre las estructuras mentales y las herramientas intelectuales provistas por la cultura” Por lo tanto, la unidad de análisis no sería el individuo-alumno sino el sistema compuesto por un individuo o varios trabajando con una herramienta intelectual.. Las TIC permiten diseñar una colaboración intelectual de esta fortaleza y, por ello Gavriel Salomon, David Perkins y Tamar Globerson (1992) las han llamado “instrumentos cognitivos” o “tecnologías de la mente”.

Las TIC han posibilitado pensar en un tercer entorno que se suma al entorno natural y al entorno urbano. Nuevas tecnologías que transforman los espacios y los tiempos en los que se desarrollan las relaciones entre personas. Echevarría (2000) subraya la delicadeza de los procesos de adaptación y aprendizaje en este tercer escenario, así como también, la necesidad de reflexión acerca de las decisiones sobre qué, para qué, por qué y cómo se produce el proceso enseñanza-aprendizaje en estos escenarios.

El último módulo de la Diplomatura me estimuló a pensar formas para entenderme como interface para que mis alumnos comprendan el impacto de las TIC. Me preguntaba ¿ cómo ha sido establecida la figura de los alumnos? ¿porqué tanta producción acerca de nosotros los docentes y tan escasa la conceptualización acerca de los que se suponen son los agentes afectados por las prácticas? ¿Quiénes son estas abstracciones a las que nos referimos? Encontré pocas definiciones de “alumno”, la más interesante y útil me pareció la sugerida por Alejandro Rozitchner en Educar. Alumno: “Joven desorientado que intenta cumplir medianamente con cosas que se esperan de él pero a las que al mismo tiempo no puede dejar de sentir como arbitrarias e inadecuadas, capaz a veces de llenar más o menos efectivamente con el rol en el que se lo encaja pero sumido en profundas confusiones de todo tipo que le hacen muy difícil la construcción de un sentido de la vida pese a que lo necesita violentamente.”


El aprendizaje colaborativo está basado en la interacción y cooperación constructiva entre varios actores en una situación de enseñanza-aprendizaje fundada en el conocimiento compartido. Nos sumamos a la idea de que la conversación representa el paradigma más fuerte para cualquier forma de aprendizaje colaborativo mediada por TIC. Nos interesa experimentar con sistemas que puedan ser usados para proveer una base de memoria grupal colectiva merced a su potencial de almacenamiento e interacción (mensajes, notas de texto y voz, conferencias por computadora, borradores sucesivos de documentos y gráficos, y todos los estudiados en la bibliografía de la Diplomatura) ya que ellas reforzarían la firmeza del paradigma de la conversación (Habermas).

Las relaciones en red implicarían un proceso en donde el uso del lenguaje reorganizaría las estructuras personales de conocimiento y donde el aprender aparece paralelamente como un fenómeno social y privado. La colaboración entre pares posibilita la sinergia por lo que el aprendizaje colaborativo en principio produciría aprendizajes superiores al logrado individualmente. El aprendizaje colaborativo habilita relacionarse con otros compañeros para apoyar y proporcionar retroalimentación al propio aprendizaje. (tal como me sucedió en el grupo de trabajo en la Oficina privada.)

Ahora bien :¿ Cómo evaluar estas experiencias de enseñanza-aprendizaje “mezclados” “combinados”? ¿quién ha pensado escenarios evaluativos que no representen un angustiante “momento final” y acerca del cual sólo tenemos desagradables recuerdos ? Es razonable pensar que el diseño y/o elección de la metodología para captar una información supone, previamente, una postura teórica-epistemológica acerca de la concepción de conocimiento y de su modo de construcción.

Si nos entendemos como docentes progresistas tenemos la obligación de abrirnos a pensar en formas de diseño de procesos de enseñanza/ aprendizaje / evaluación que rompan el rigor de la linealidad y transferir diseños de pensamiento de la escuela al mundo.

Como docentes estamos integrados en estructuras burocráticas de las que se espera cuentas transparentes de los procesos de incorporación de conocimientos. Gimeno Sacristán puede ser útil cuando teoriza la categoría de “Modelos ecológicos de evaluación” o “evaluación holística” en donde se integra la evaluación al proceso de enseñanza-aprendizaje cuando busca diseñar una evaluación interactiva que forme parte de manera natural del proceso.

Acordamos con la idea evaluativa del portafolio ya que a diferencia de la evaluación tradicional permite documentar el crecimiento de cada uno de nuestros alumnos y no aparece como herramienta comparativa. El portafolio enfatiza la fuerza de los estudiantes en lugar de sus debilidades y considera los estilos de aprendizaje, las capacidades lingüísticas, las experiencias culturales y educativas como variables a considerar.Acordamos con la idea del portafolio ya que a diferencia de la evaluación tradicional permite documentar el crecimiento de cada uno de nuestros alumnos en lugar de comparar a los estudiantes entre sí; enfatiza la fuerza de los estudiantes en lugar de sus debilidades y considera los estilos de aprendizaje, las capacidades lingüísticas, las experiencias culturales y educativas, así como, los niveles de estudio como variables a considerar.

La experiencia del blogfolio en la Diplomatura ha sido intensa. La he vivido como una colección de producciones que me permiten ver con claridad mi trabajo y el de mis compañeros en diversas áreas de contenidos.También es interesante que mi amigos leen mis materiales y podemos retomarlos en nuestras charlas. Entiendo que el objetivo del blogfolio es documentar procesos de aprendizaje en relación a objetivos curriculares específicos y en ese sentido ha sido de gran utilidad su uso en la Diplomatura.







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